Sin Eufemismos. Hasta la Victoria Siempre, Pablo Calvo

El 14 de julio de 1977 un grupo de 15 o 20 mendigos, fantasmas de la pobreza, “personajes conocidos”, carentes de abrigo de la ciudad de Tucumán, fueron barridos, “desplazados” (o mejor dicho, expulsados de sus tierras, condenados al desabrigo y a la pobreza perpetua) a los páramos de la provincia de Catamarca.
Condenados al des-tierro, como si fueran basura humana, bajo la autoridad del genocida, fueron arrojados Pachequito, el Loco Vera, la Alemana, a los descampados colindantes entre Tucumán y Catamarca.
El gobernador militar de mi provincia, en un acto de “compasión”, de culpa (como quien mira por el espejo retrovisor al perrito que abandona al costado del camino), mandó a buscar a los linyeras para que fueran llevados de regreso a su lugar de origen. Otra vez más, la imperiosa necesidad de remediar la sociedad y cuidar la pulcritud del mal olor de los pobres, los locos, los desamparados.
Los eufemismos esconden, borran, recubren; conducen a tolerar lo inaceptable y tarde o temprano a olvidar. Contra un eufemismo la memoria, para recordar la potencia de los términos y significados.
Hace unos días murió Pablo Calvo, periodista e investigador que, en un acto de valentía, en su libro “Los mendigos y el tirano”, retomó trazos y devolvió rostro, voz y memoria a los mendigos tucumanos, dando cuenta de otra de las atrocidades cometida por el genocida Bussi, instándonos a comprometernos y a seguir llamando a las cosas por su nombre.
Su investigación y periodismo comprometido, junto a cada una de sus palabras quedarán por siempre regadas en nuestras memorias.
"No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder.
Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada." Fragmento de la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona. EZLN.

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